domingo, 22 de octubre de 2017

Márquez gana todas las batallas

Las escenas del parque cerrado definen la carrera. Rossi aparece con el mono negro, marcado con la goma de Márquez en el costado izquierdo. "Todos los pilotos de delante estábamos siendo muy agresivos pero había que serlo más! He disfrutado muchisimo" (Rossi).  Zarco acude a disculparse con Marc por tocarle en la segunda vuelta en la frenada de la 4. Marc le da una palmadita. No pasa nada. "Estábamos en un grupo en el que te ponías duro o te ibas hacia atrás" (Márquez). Maverick Viñales, que sacó del podio a Zarco sobre la línea, llega al micrófono de la señal internacional: "Me he tocado con Zarco, con Iannone... pero bueno..." La Honda de Marc descansaba con el colín roto.

Luego Rossi amplió su comentario: "Últimamente hay muchos pilotos con mucho nivel de agresividad, Iannone, Zarco, Márquez... y si vamos a jugar a esto, pues jugamos. A mi me va. Los que hayan madrugado para ver la carrera aún estarán temblando. Es un poco peligroso, pero bueno... (y sonríe)."
 
Dovizioso, el contendiente, llega a su box deprimido. Le felicitan tímidamente. Mira el neumático trasero. Ha visto la bandera de cuadros en decimotercera posición. Redding (Ducati pero sin contrato el año próximo) y Dani Pedrosa le han adelantado sobre la línea de meta quitándole dos posiciones. Dos puntos menos. Aunque parece que da igual.

La carrera fue una locura. Un grupo delantero de ocho pilotos dándose hachazos en cada frenada. Un todos contra todos salvaje. Primero porque el empeño era reservar neumáticos para el final de carrera y nadie tensó la cuerda, y luego porque Zarco estaba dispuesto a adelantar y devolver cada adelantamiento sin medir rival ni consecuencias. Metió al grupo en la dinámica de agresión contínua, sin pactos, sin organización, sin pensar. Entraban tres pilotos en paralelo en las frenadas. Trazaban líneas loquísimas. Se buscaban. Evitaban las colisiones. Perdían la pista. Volvían. En medio de este fragor Márquez miraba hacia atrás: ¿dónde está Dovi? Dovizioso estaba en su drama particular, en la frontera de los puntos. Con Redding, Petrucci, Lorenzo, Pedrosa... Cada vez que la realización daba un plano suyo nos perdíamos una situación tensa delante. Pero Phillip Island no da un día tranquilo.

Márquez reventó la carrera a ocho vueltas del final. Tiró y se fue. Celebró sobre la moto que tiene el Mundial casi en el bolsillo. Golpes en el pecho, puño al aire, gritos. Boxea delante de su equipo. Baila con el trofeo en el podio. Todos sabemos que va a haber fiesta en Cowes hoy.


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