lunes, 2 de abril de 2012

Violencia llama a violencia

Una cosa es la tensión de la competición y otra cosa es la tensión de la palabra, la de entresemana. Ahí está el error humano vs error provocado. Lo digo por Javier Clemente y su desagradable y desafortunado encontronazo verbal con un periodista. Recrimina Clemente al periodista que haya escrito que sus métodos son obsotelos y trasnochados. El periodista no sabe respaldar su propia crítica porque no es entrenador. Hay alguna excepción, pero los periodistas no solemos tener el curso de entrenadores. Yo no sabría programar ni cinco minutos de táctica para un equipo, así que escribir que los métodos de un profesional están anticuados puede ser demasiado atrevido. Clemente acorrala al periodista. Le dice: Ud. no sabe de esto, no ha visto al United, al Madrid, al Barcelona, Ud. no sabe cómo entreno yo y si lo que hago es anticuado o no. Pero en el castigo también hay que saber parar y Clemente, crecido, acaba por soltar: a tu hijo le voy a decir quién es su padre. Error. Exceso. Encontronazo. Insiste una y otra vez en el hijo del periodista. Todo se vuelve muy desagradable. Y la competición ya deja suficientes sinsabores como para provocar más entre semana.

También digo que sería deseable que uno pudiese ir con sus hijos al estadio a ver a uno de los dos equipos que juega y no hubiese problema por ir identificado con los colores del rival. No podemos reclamar valores a los futbolistas y ser nosotros unos macarras/chulos/matones en la grada. No se corresponde. Es asqueroso. La humillación siempre es repugnante.

En el minuto 12 podéis ver lo de Pamplona y en el 22 lo de Clemente.


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